Por Dr. Fernando Domínguez

 

El ejercicio del poder autocrático, ilimitado, inmisericorde, insensible a las aspiraciones y metas de sus propios ciudadanos y oídos sordos a las opiniones del resto del mundo, en el marco de relaciones de propiedad socio-comunistas, implica mantener ciertos rasgos contra viento y marea, que vemos rígidamente seguidos al pie de la letra por los autócratas conocidos hasta la fecha: desde Lenin y Mao, hasta Castro, pasando por sus sucesores y títeres.

Todos siguen la misma receta: silencio conveniente y sostenido frente a las críticas y denuncias; cultivo de “amistades” de conveniencia entre artistas, intelectuales y políticos del otro lado del muro; creación de un grupo de chupa-medias y guatacas que monopoliza la prensa, los medios, cualesquiera que sean, y se dedican día tras día, a anunciar a los cuatro vientos las “bondades” que la Tiranía empoderada logra, teórica y supuestamente, para el país, las juventudes, la cultura, el deporte… en fin, para todas las expresiones de la vida social.

  • Intimidación y opresión-represión generalizada, diaria y cotidiana, a cargo de las fuerzas represivas y de los “voluntarios” de las organizaciones “sociales y de masas” creados convenientemente para eso y cuyo cumplimiento de esa “sagrada” misión les “asegura” su trabajo, su acceso privilegiado a un sistema de prebendas que les haga difícil en extremo ” renunciar ” a ese papel represivo, opresivo e intimidatorio. Por la propiedad estatal generalizada, quien no colabore expresa y entusiastamente, con esas “tareas”, pues no puede ejercer los “cargos” de la plantilla de funcionarios, dirigentes administrativos, profesionales, técnicos, que le aseguren una subsistencia mínima y que le “aconsejen” no dejar de apoyar, al menos en público y oficialmente, a la tiranía.
  • Control absoluto de la información a que acceden los ciudadanos. Impedir, distorsionar y denostar toda información que venga del exterior, exceptuando la de los “amigos” y cómplices, que expresamente apoyen las acciones de la tiranía, sus supuestos y grandilocuentes planes futuros y los supuestos logros sociales, como la educación -transformada en adoctrinamiento obligatorio, diario y a todos los niveles para todo nivel de educación, en toda programación de radio y T.V, para toda publicación a cualquier nivel- la salud pública, cacareada como un “derecho” que se ejerce a la discreción de las “autoridades” y acorde a la posición política de los necesitados-los supuestos “logros” científicos y culturales, auto validados como logros para la humanidad aunque sean solo declaraciones vacías y logros disfrazados…en fin, un procedimiento cotidiano y continuado de inmersión en la fábula de logros y alcances por la cual todo el mundo tiene que agradecer a la tiranía y sentirse agraciado y feliz de vivir en esa “suciedad” y obligado a apoyar a esa tiranía en todo momento y lugar.
  • Represión despiadada e insensible de todo aquel que proteste, eleve su voz, reclame derechos y/o sostenga una rebeldía pública de cualquier naturaleza. Esa represión física estará siempre acompañada de la ratificación de largas penas de cárcel, siempre en las peores condiciones humanas, que les obligue a meditar cualquier acción social, por leve que parezca y mantenga un ejemplo espeluznante para familiares, amigos y otros potenciales protestantes. Mantener en esas pésimas condiciones a los sancionados para dos propósitos fundamentales:
  • Primero, servir de ejemplo barbárico, pero efectivo, para familiares, amigos, conocidos y la población en general, paralizante de cualquier acción similar.
  • Segundo, servir de moneda de cambio para “negociar” con cualquier personaje exterior que abogue por ellos, la” liberación” a cambio de algo que ese personaje pueda “conceder” de beneficio político y económico. En esa “negociación” siempre la liberación será acompañada de un “extrañamiento” pues los “liberados” serán puestos en un avión para otro país, erradicando cualquier ulterior responsabilidad o consecuencias de esa liberación y del precedente represivo que lo originó.

Esa es la “receta” que mantuvo en el poder a Stalin, a Mao, a Castro, a Kim, a Maduro… y que solo puede ser superada por una verdadera implosión.

Los que vivimos en Libertad generalmente pensamos de la forma democrática que nos desenvolvemos, inmersos en derechos y transparencias que nada tienen que ver con ese mundo oscuro de las tiranías, por lo que junto al esfuerzo sistemático de ellas por ocultar la verdad, hace que entender esa realidad sea difícil y nos dediquemos a esfuerzos que serían provechosos en la Libertad que vivimos, pero bastante inútiles en la que las tiranías se desenvuelven por lo que hacemos poca mella en su coraza de iniquidades.

Cuando el mundo libre decidió acabar con el Apartheid no lo hizo solo con declaraciones. Lo hizo con sanciones que ahogaron a los racistas y que les obligaron a entregar el poder.

Eso es lo que dicen las lecciones de la experiencia.