Dr. Fernando Domínguez

 

La sabiduría popular realmente es sorprendente. Porque además de mostrar lo mejor del ser humano, genera inmediatamente lecciones a travės de la esencia de esa enseñanza, usando comparaciones obvias, de la cual es una de ellas: Si el amor con amor se paga,…con quė se paga lo opuesto: ¿la traición?

Cuando la relación de amor-odio es entre parejas, entre familiares, entre gente de una empresa, de un conglomerado humano creado por la empatía, por los intereses comunes, queda muy claro que si el amor despierta amor, la traición, como contrario del amor, ha de generar el sentimiento contrario: el odio, la antipatía; sentimientos afines al amor traicionado porque significa la confianza tambiėn traicionada. Cuando ello se traslada a la traición más allá de la amorosa, a la traición que implica entregar la vida, los bienes, el futuro, entre otras muchas cosas, pues el anti-amor es mucho más visceral, más espontáneo, genuino y despiadado.

En ese contexto, cómo calificar a un militar que traiciona a su ejėrcito, a su país, a sus compañeros de armas? Cómo calificar a un Presidente dedicado a destruir al país que le ha sido confiado? Cómo a quien se afinca en el cargo para enriquecerse, sin importarle el bien de sus compatriotas? Cómo a los que utilizan el  poder para reprimir, encarcelar y asesinar “legalmente” a quiėnes se le oponen por razones de defender sus intereses contraries los del país, a los de la población inocente y engañada? Cómo calificar a quien asume posiciones de liderazgo gracias a conspiraciones, intereses espúreos ajenos a la razón de ser de su “liderazgo”, precisamente, para destruir la esencia de su existencia?

Ese desamor con desamor se paga ha existido, lamentablemente, a lo largo de toda la existencia humana. Es como parte inseparable de esa historia de nuestra humanidad, que ha visto apuñalar al líder de las manos que precisamente estaban a su lado para defenderlo. Que ha visto ascender al poder a innumerables individuos disfrazados de patriotismo mientras en forma oscura y traicionera solo se dedicaron a amasar fortuna, poder omnímodo y a asegurar ese poder para quienes le sucederían en el tiempo.

Uno de los sentimientos más enraizados en el alma humana es la fė, practicada en una religion o no, pero la fe que le anima en los momentos  más difíciles, lo reconforta en los más desgraciados y le permite compartir valores espirituales que complementan su yo interior, clarifican su alma y refinan sus sentimientos. Aquello que lo distingue de los seres inferiores de la escala animal y hace sentir orgullo de la especie humana. Y ese conjunto indefinido pero muy valioso de sentimientos y creencias se ha ido conformando en religiones, cuyo conjunto de definiciones se basa en esa confianza de las grandes mayorías en que sus líderes religiosos o espirituales están allí, de la mano de fuerzas superiores que ayudaron o influyeron para escogerlo, para llevar adelante esa delicada y universal mision humana.

Por eso resulta tan vil, tan demoníaco, que las fuerzas de la política global, desvergonzada y anti-humana,  se hayan inmiscuído en elegir, abruptamente y sin mucho mėrito, a un líder cuya mision se convirtió en lo contrario a su supuesto papel rector de la vida espiritual y moral, para pactar con las fuerzas contrarias a esa propia doctrina. Un falso líder, escogido por las fuerzas del mal para que les proteja de la ira de sus propios seguidores, basada en lo contrario a lo que desvergonzadamente defiende. Generador de pactos de paz con sus enemigos en el extremo opuesto del globo para destruir su propia doctrina y contaminarla con el poder brutal de la tiranía contra la libertad, que es la esencia de la creación espiritual humana. Inventor de perdones y aquiescencias con los peores malvados del continente latinoamericano, verdadero mesías de lo opuesto a lo que representa.

El fin de semana anterior hemos sido testigos de una de esas barbaridades a favor de la Tiranía y contra la Libertad del pueblo cubano. El anti-amor es tan genuino, tan natural, que no es necesario ensuciarnos la boca o las manos para decir o escribir su nombre: todos sabemos de quiėn se trata. Hablando de contraries: Representa a lo opuesto a lo que se supone que debe representar.