Por Fernando Dominguez

 

Por siglos la humanidad ha reconocido como el oficio más antiguo el de ejercer los encantos femeninos como forma específica de ganarse la vida.

Con similar antigüedad, con formas más disimuladas, pero con iguales intenciones, con parecidas herramientas y, sobre todo, con objetivos casi idénticos: el venerable político es un candidato perfecto. El sinuoso arte de “dirigir” a sus paisanos (desde un grupo, una pandilla, una aldea, un pueblo, una villa, una ciudad, toda la nación y hasta el mundo entero) intentando “representar” sus sentimientos, sus aspiraciones, sus objetivos, sus intereses, y sobre todo, aparentando ser su legítimo portavoz.

El oficio original de “líder” estaba asociado a cualidades como la capacidad de resistencia frente a sus enemigos, la fortaleza, el carácter recio y un liderazgo natural, que hacía que sus congéneres depositaran su confianza en esa persona que le ofreciese las garantías de supervivencia al grupo. La inmediatez de la sobrevivencia objetiva e inmediata era el factor clave en aquel sistema, sin ninguna otra regla que seguir al instinto en la elección del más fuerte, el más capaz, el más habilidoso, el más corajudo, que le permitiese a ese grupo sobrevivir primero y dominar sobre otros después, sin ninguna sofisticación intelectual, política o social.

La evolución social trajo nuevas reglas y se sustituyeron los impulsos originales de la sobrevivencia inmediata por crecientes mecanismos de regulación de esa existencia, lo que trajo mecanismos más “elaborados” de la “elección” de los líderes, desde la gracia divina, la herencia y otros muchos. Surgieron reglas de comportamiento de muy diversa índole, finalmente recogidas en Leyes Electorales y Constituciones.

Mientras el oficio femenino más antiguo ha permanecido prácticamente sin cambios, el oficio de político se perfeccionó, se intelectualizó su accionar y sus reglas de comportamiento se adecuaron según la localidad y la época, hasta tal punto, que la primigenia razón de seleccionarlo, la sobrevivencia, se fue desdibujando y diluyendo entre otras muchas razones y motivaciones. Mientras al principio elegir un líder era una necesidad sentida y omnipresente de las personas, ahora el interés es el opuesto: El oficio de politiquear se consolido y la similitud con el de las damas creció: lo que importa es que te compren el servicio y la dedicación a satisfacer a los clientes particulariza al político. A diferencia de la satisfacción inmediata y medible del oficio femenino, la satisfacción en este otro oficio es mediata, inmedible crecientemente y alimentada por el discurso y no por los resultados.

Los Estados Unidos de América, también fruto de esa evolución sociopolítica, fueron el resultado de una guerra de independencia colonial conjugada con un grupo excepcional de personas con gran perspicacia y visión política excepcional que establecieron las reglas de nuestra Republica, la Constitución de los Estados Unidos de América, estableciendo el voto universal y secreto como mecanismo de garantía para escoger a los líderes a todo nivel. Esa elección ha de garantizar que los electos representen a los electores, a sus aspiraciones, a sus logros, y a sus objetivos.

La trayectoria ha sido correr en sentido contrario:  el alejamiento creciente de los políticos de sus votantes. En la mayoría de los casos representan a los intereses que les financian sus aspiraciones a elegirse y reelegirse, que es la máxima meta de un político. Mantenerse disfrutando de un cargo público, que ha sido dotado por ellos mismos con montones de privilegios, inmunidades, jubilaciones, y acceso privilegiado. Se han convertido en lo contrario a lo legislado: en vez de actuar para servir a sus votantes con lo que ellos quieren, ejecutan acciones y políticas que responden al Partido, grupo o facción, quienes son los que en definitiva les financian su elección y reelección, enfocada a conservar el más tiempo posible su posición pública con los beneficios asociados.

Si los políticos respondieran a sus votantes, por ejemplo, habría una política migratoria FAVORABLE al pueblo que los eligió, y no a grupos de interés, como los propios inmigrantes. Es una flagrante contradicción que los políticos sean favorables a los inmigrantes, QUE NO LES ELIGIERON, en vez de a QUIENES los eligieron. Por años esta situación ha PERJUDICADO en términos reales a quienes los eligieron, debido a la contaminación política, ideológica, social y económica de las comunidades norteamericanas, el gasto público pagado por los votantes, y otras muchas razones reales. ¿Quiénes le eligieron para proteger a otros ciudadanos de otros países? 

Una pregunta es relevante: ¿por qué unos países progresan y otros no?

Si están uno al lado del otro, como las dos Coreas, ¿por qué una es rica y confortable para vivir y la otra un infierno? Por qué había dos Alemanias, una rica y encantadora y otra lúgubre y horrible que causaba que millares murieran tratando de abandonarla y eso se resolvió SOLAMENTE con eliminar la causa: ¿el régimen político de la ALEMANIA COMUNISTA? ¿Por qué han abandonado Venezuela más de 5 millones de personas desde que se instauró el castrismo disfrazado de chavismo? ¿Por qué han abandonado Cuba casi tres millones?

Esas son las causas del desespero por entrar a los USA: Toda la destrucción social, con la cual muchos de esos políticos increíblemente se declaran simpatizantes. Esto refleja una verdad: una gran cantidad de los políticos norteamericanos en su mayoría llevan decenas de años CAUSANDO problemas y NO resolviéndolos o previéndolos. 

Por eso cuando un patriota como Trump intenta resolverlos se convierte en el ENEMIGO PUBLICO NUMERO UNO de esos políticos, sean demócratas o rinos.  Es instantáneamente  la pesadilla a atacar por las emisoras, las agencias de prensa y de toda la media; es la obsesión de “periodistas”, censurarlo y destruirlo es el objetivo de Facebook. En fin, el objetivo esencial, permanente, del enemigo político ancestral del pueblo norteamericano: la plutocracia. La que maneja los hilos de todo el llamado “Deep State” pagado y sostenido por esa plutocracia existente en Washington DC, y que tiene sucursales en las capitales de cada uno de los 50 estados y en las ciudades cabeceras de los miles de Condados y ciudades de nuestra nación.

Una de las peores contradicciones: muchos de esos políticos, se han convertido en enemigos de la Constitución que los ha generado; en negadores de los principios de representatividad de las opiniones de sus constituyentes y no, como pretenden algunos, dirigir a sus representados. 

Nuestro amado país tiene muchas ventajas naturales y otras, heredadas de sus padres fundadores. Pero tiene este gran problema que se ha generado en sus entrañas y que ya es algo horrible y en camino de ser definitorio para continuar nuestra vida política, un camino desastroso para la destrucción final de la nación cuyas Leyes los crearon y convertirse en otra sociedad diferente a la República democrática heredada. La solución objetiva para evitar esa destrucción y asegurar la continuidad es la destrucción de la mafia sociopolítica que lo está destruyendo ya que hay un divorcio muy creciente y antagónico entre sus principios fundacionales y la realidad.