Por Esteban Fernández

 

No son mis mártires, son mártires de la revolución, sin embargo, la alegría de “Bola de Churre” fue monumental cuando murieron.

La gran verdad desconocida por muchos es que él se ocupó de mandarlos a matar, delatarlos, enviarlos al matadero o neutralizarlos. En La Habana había un grupo de revoltosos con aureola de ser guapos - realizando actos de terrorismo-quienes le estaban haciendo tremenda mella a la “gesta heroica de la Sierra Maestra”.

Diariamente los jefes policíacos Hernando Hernández, Rafael Salas Cañizares, Esteban Ventura, José Castaño, recibían chivatazos contra estos revolucionarios. Las delaciones no provenían de los batistianos sino de los comunistas y los fidelistas. Y en Humboldt 7, en La Habana, pulverizaron a FRUCTUOSO RODRÍGUEZ, JUAN PEDRO CARBÓ SERVIÁ, JOSÉ MACHADO Y JOE WESTBROOK ROSALES. Brincos de alegría daba el futuro tirano en La Sierra.

El puntillazo castrista lo dieron con la orden de la famosa Huelga del 9 de abril del 58 la cual tras su fracaso (premeditado por el monstruo ) le dio por completo la supremacía de la lucha a la montaña. ¿Cree alguno de mis lectores que Fidel Castro sufrió y lloró el fracaso del ataque a Palacio el 13 de Marzo del 57 y la muerte de JOSÉ ANTONIO ECHEVARRÍA frente a una estación de radio?

De eso nada, fue una de sus alegrías mayores en todo este proceso. Pero nada comparado con quien consideraba su archirrival y competidor: FRANK PAÍS. Hasta el bobo de la yuca sabe que fue delatado su escondite por Vilma Espín siguiendo instrucciones de la bestia.

Después de alcanzar el poder fue obvio que peor que ser enemigo de Castro era hacerle sombra y si no me creen pregúntenles a CAMILO CIENFUEGOS Y ARNALDO OCHOA. Desde luego, no podemos dejar de mencionar al “útil más útil de todos los útiles después de muerto”: ERNESTO GUEVARA.