Por  Esteban Fernández Roig Jr.

 

Mis nietos son una bella experiencia para mí, aunque no nos parecemos en nada. Yo vivo en la antigüedad, ellos viven en el presente y listos para inmediatamente saltar al futuro.

 Es decir, pueden disfrutar enormemente de lo que hacemos ahora, pero todavía no hemos terminado de hacerlo y preguntan: “Y… ¿Qué vamos a hacer ahora?”

 Nada me gusta más a mí que hablar de antier y pensar en el pasado. Si ustedes me leen sabrán que me encanta contar anécdotas de hace medio siglo. Y no es precisamente la diferencia de edades con ellos porque lo cierto es que yo siempre he sido así. 

 Yo hablo por teléfono con mis amigos de "Martí, Maceo, Grau, Batista, Prío", ellos  no entablan conversaciones con nadie sobre "Lincoln, Washington o Richard Nixon"...

 Hasta hablando de pelota mis nietos están involucrados en el futuro y me dicen: “Abuelo, viste las tres bases que se robó Elly de la Cruz” y sin darme cuanta yo llevo la conversación a mediados de los años 50 y a hablar de Willy Miranda, de Roberto Ortiz y de Pedro Formental.

 Ellos me dicen: “La próxima semana vamos a ver la pelea de ‘el Canelo’ Álvarez” y de pronto yo comienzo a hablar de Ultiminio Ramos, de Puppy García y del Niño Valdés.

 Hace un tiempo mi nieto quiso ir al Museo y Biblioteca de Ronald Reagan porque tenían una exhibición de fútbol. Y yo le respondí: “Sí, vamos, pero ¿te acuerdas que allí hay una foto grande (del ex prisionero del castrismo) Armando Valladares?”

 El niño me miró como si yo estuviera delirando y me preguntó : “Abuelo ¿Armando who…?  Y remata diciéndome: “¡Ah sí, ya sé, debe ser un famoso futbolista cubano de principios del siglo pasado!”