Por Esteban Fernández

 

Sí, yo creo que eso es una enfermedad. Me refiero a la urgencia de criticar, hablar mal, mencionar, echarle con el rayo y pensar las 24 horas del día y la noche en Donald Trump.

Si Donald Trump es (y yo creo que lo es) uno de los que piensan “que hablen bien o mal pero que hablen” debe ser la persona más feliz del mundo. Y si él odia que lo ignoren tiene que sentirse contento desde que se levanta hasta que se acuesta. Yo creo que por eso él ve tanta televisión y lee tantos periódicos. Porque les dan por la vena del gusto.

Podemos apostar 100 dólares contra uno diciéndole a cualquiera: “Pon CNN y MSNBC y yo te juego todo al canelo a que en este preciso instante están hablando mal de Trump”. No creo que nadie en el mundo deteste más a Donald Trump que lo que yo odio a la familia Castro. Y yo escribo mal de ellos, pero estoy muy lejos de dedicarme completamente a ellos ni a darle riendas sueltas a mi desdén con todo el que hablo.

Ustedes fíjense, si me leen regularmente, que yo escribo de todo, pero hay personas en los medios de prensa que están completamente encarnados en este personaje. Repito, deja de ser normal para convertirse en una fobia. Todavía no ha nacido el ser humano al cual yo le dedique mi total fanatismo a favor o en contra.

Vamos a estar muy claros en algo: El objetivo de los acérrimos ataques están muy lejos de ser “críticas constructivas”, lo que buscan es sacarlo del poder, sin imaginar que derrocar a Donald Trump irá aparejado con una guerra civil en los Estados Unidos. Porque si bien tiene los críticos de los cuales hoy les escribo, él también tiene millones de simpatizantes y hasta fanáticos en su favor. Es decir que “no van a coger los mangos bajitos”.

Mi recomendación a las personas que de buena fe no simpatizan con Donald Trump es imitar mi proceder cuando ganó las elecciones Barack Obama -al cual yo detestaba y detesto- y es: prepárense, organícense, y dedíquense a que Donald Trump no sea reelegido. Fastidiénse por un rato, acepten que perdieron y vénguense en la próxima contienda electoral.

En lugar de tantas violentas diatribas lo que deben hacer es buscar a un candidato dentro del Partido Demócrata joven, inteligente y que no sea izquierdista, ni socialista ni comunista. Que obviamente no lo tienen, porque Joe Biden ESTÁ ABSOLUTAMENTE SÉNIL cometiendo errores garrafales y barrabasadas. Por lo tanto, yo jamás me voy a enfermar de la Anti-trompitis Aguda y en noviembre votaré de nuevo por él...