Por Esteban Fernandez

 

En la vida tuve una inmensa suerte: Haber estado rodeado de hombres viejos, eso produjo todo lo que sé, sin embargo, hoy pago las consecuencias porque casi todos han FALLECIDO, y los extraño mucho.

En primer lugar, mi padre que ya era un viejo cuando yo nací, es a él  al que mas he extrañado, no voy a extenderme hablando de mi viejo ya que les he escrito en demasía…

En el exilio ANGEL TORRES NAVARRO (La Biblia del beisbol cubano) se convirtió en un padre para mí, título que él no aceptaba y me decía que él era “mi hermano mayor” … Todavía durante las Series Mundiales me desespero por llamar a Angelito para que me explique cada jugada. Por todo se preocupaba por mí, Fina su esposa me decía: “Angelito no duerme hace tres días por el problema que tienes y tú tan campante” …

Los hermanos MARIO Y HUGO BYRNE eran unos eruditos, unos verdaderos genios, solo eran neófitos en la farándula latina, yo los llamaba para hacerles cientos de preguntas de todos los temas y me desquitaba diciéndoles: “¿Vieron el episodio de anoche de María la del Barrio con Thalia?”

Nadie sabía más de la Cuba castrista que TITO RODRÍGUEZ  OLMANS, constantemente me invitaba a participar en su programa sabatino de Radio Mambí… Fue un verdadero maestro para mi.

Del piloto de la Brigada RENÉ GARCIA obtuve todos los detalles de su lucha en El Congo contra el Che Guevara, y lo que pensaba hacer durante la visita de los Orioles de Baltimore a Cuba directamente lanzando un avión contra Fidel Castro.

Dios tenga en la Gloria a AGUSTÍN TAMARGO quien me llenó de conocimientos desde que yo era un niño leyendo sus artículos en Bohemia. Y leía mis escritos costumbristas constantemente por Radio Mambí.

LUIS BEATO OTEIZA quien me rectificaba todos mis escritos inicialmente y los llevaba a La Prensa de Los Ángeles para su publicación.

RENÁN ROMERO, FILIBERTO RIVERO Y ABEL PEREZ quienes me abrieron las puertas de sus periódicos a mis mal hilvanadas líneas.

¿Qué yo les daba a cambio? Solo ml sentido del humor:  Migdalia Mena Byrne   me llamaba y me decía: "Habla con Hugo, está muy malito, y tú lo haces reír”… Agustín Tamargo me decía: “Tu eres el único humorista en el destierro”…

Extraño a José Luis Fernández, a Panchito Arocha, Carlos Zarraga, al abogado José Ramón Sánchez, a Ambrosio Reyes a Guillermo Navarro, y a todos los viejos que un día estuvieron en mi entorno.