Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Ni impunidad, ni inmunidad, justicia sin excepciones.

El casco del barco de la tiranía cubana está haciendo agua en forma vertiginosa desde la proa hasta la popa. Los tiranos lo saben, los opositores lo sabemos; pero nadie se atreve a señalar una fecha porque nos hemos equivocado tantas veces que ahora no queremos correr el riesgo de perder credibilidad. Pero la credibilidad no tiene importancia alguna para los represores que han servido de puntales al infierno castro comunista de más de seis décadas. Han violado, reprimido y matado a todo el que se opusiera a sus amos. Sin ellos hace rato que la tiranía habría desaparecido. Para ellos lo importante siempre ha sido salvar el pellejo y sobrevivir a cualquier precio.

Esa es la tarea en que se encuentran muchos de estos malos cubanos en este mismo momento. Como las ratas, estos miserables tienen un instinto especial que les avisa cuando el barco está a punto de hundirse. Me recuerdan a un amigo que cambió de “batistiano” a “fidelista” de la noche a la mañana. Cuando lo llamé “cambia casaca” me dijo con asombrosa tranquilidad: “Yo no cambié, el que cambió fue el gobierno.”

Asimismo, esa prestigiosa publicación que es “Diario de Cuba”, dio cuenta hace unos días de la salida al exterior de 20 de esos mercenarios mal pagados por el régimen castro-comunista. Dicho diario publica una declaración de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Pedro Rodríguez y Tony Costa, director y presidente de la Fundación, respectivamente, señalaron que para obtener permiso para entrar en Estados Unidos se debe responder un cuestionario que contiene al menos cuatro preguntas, incluida una sobre pertenencia a un partido comunista, a las que los 20 debieron responder con "mentiras" si es que les dieron "luz verde".

Entre los incluidos en la lista, todos ellos llegados a Estados Unidos en el último año y medio, hay varios identificados como participantes en la represión desatada a raíz de las protestas pacíficas del 11 de julio de 2021 en Cuba. El listado incluye a antiguos fiscales, policías, carceleros y funcionarios del Ministerio del Interior, así como otros represores de 'guante blanco'. Todos pueden ser descritos con la frase lapidaria con la que describimos a los detritos humanos: “En tiempos de remolino lo que sube es la basura”. La nueva república cubana tiene que mandar a esta gentuza al basurero de la historia donde todos ellos paguen por sus delitos. Ni impunidad, ni inmunidad, justicia sin excepciones.

Lamentablemente, entre los más de 2 millones de cubanos regados por el mundo hay una corriente perdonadora que propone la aberración de “borrón y cuenta nueva”. A esos cubanos les pregunto: ¿Quiénes son ustedes para perdonar los agravios cometidos contra otros? ¿Cómo podrá prosperar nuestra futura nación si no castigamos a los delincuentes que la destruyeron? ¿Cuántos los imitarían si no castigamos a esos delincuentes?

Y si ignoraran estas preguntas los pondría a hablar durante cinco minutos con las madres, las esposas, los hijos y los hermanos de Frank País, Pedro Luís Boitel, Porfirio Remberto Ramirez, Virgilio Campanería, Vicente Méndez, Mario de la Peña y tantos otros que harían interminable esta lista; pero todos los cuales merecen nuestra más profunda devoción. Perdonar a los malos sería traicionar la memoria de los buenos.

Yo no quiero una libertad comprometida con la maldad, quiero una libertad altiva como nuestras palmas y limpia como nuestro cielo. La misma que nos legaron los padres de nuestra patria, regada con la sangre de Martí en Dos Ríos y de Maceo en San Pedro. Con Martí digo: "Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza”. Con Maceo grito; “La libertad no se mendiga, se conquista con el filo del machete.” Esa es la única libertad que acepto y por la que trabajo. De no lograrla en esos términos optaría por ser un exiliado permanente.  

Por otra parte, no se puede luchar por más de seis décadas y aceptar una miserable componenda que incluya a los traidores de la patria. A esos hay que arrancarlos de cuajo como al marabú. Los que estén cansados que se aparten del camino y lo dejen libre para los que todavía tengan energías. Y para que los malos no puedan esconderse, ahí les va una lista de estos traidores:

Daniel Alejandro Gutiérrez Cruz, Yaima Camba Rodríguez, Maray Suárez Rodríguez, Irán (o Iram) Septiem Suárez, Bruce Iam González Marrero, Yosbel Nieves Regalado, Raúl Omar Rodríguez Gracia y Yerandy Martín González. También están Celaida Gil Villarreal, Manuel Santos Rodríguez, Raudel Moreno Bergolla, Susel Álvarez Tasses, Reiner Dueñas Noda, Adrián Rodríguez Santana, Yoel Vázquez Ortiz, Yaima Salomón Torres, Orlando Nápoles Sánchez, Lyomaris Vara Fuentes, María Antonia Guerrero Tellería y Lester Amaury Martínez Quintana.

Concluyo citando un artículo que escribí el 9 de junio de 2021 bajo el título de “Sin castigo no habrá paz”, donde dije: “Nosotros somos el brazo justiciero de nuestros muertos y, en sus nombres, los guardianes de la patria nueva”.

2-27-23