Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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La caldera política de este país no aguanta más odios ni recriminaciones.

Los oligarcas no confrontan problemas para ganar el apoyo de cualquiera que tenga la osadía de oponerse a sus designios. Gobiernan venciendo a sus adversarios con la intimidación y el ostracismo. Los demócratas tienen que convencer a sus adversarios con argumentos más sólidos que los del contrario. Los oligarcas vencen mientras que los demócratas convencen. Y no me estoy refiriendo a los militantes del Partido Demócrata sino a los que practican la democracia como procedimiento de gobierno.

Irónicamente, los oligarcas en el Capitolio de Washington son los miembros del Partido Demócrata mientras que los demócratas son los miembros del Partido Republicano. La oligarquía es fácil porque siempre predomina la voluntad del más poderoso. Una vez establecida funciona por sí misma. Y si lo duda pregúntenselo a Nancy Pelosi. La democracia es difícil porque en ella triunfa la validez del argumento, no la jerarquía del individuo. De ahí que la democracia no sea para flojos. Hay que construirla y defenderla todos los días. Y si lo duda pregúnteselo a Kevin McCarthy. Y prueba al canto.

Ahora, por el hecho de que la elección de McCarthy demoró más de lo común ha sido calificada como embarazosa. Y es embarazosa si usted prefiere el consenso al estilo soviético o el de las elecciones internas del Partido Demócrata. En ellas los votos son una mera formalidad y todas las grandes decisiones—las que de verdad son importantes—son tomadas años antes por los donantes al partido.

Y, desde luego, todo el mundo está de acuerdo. Esa es la forma en que se comportan los borregos cuando son llevados al matadero. Xi Jinping y Vladimir Putin se sentirían a sus anchas como miembros del Partido Demócrata de Nancy Pelosi, Chuck Schumer y Alexandria Ocaso Cortez.  Pero la realidad es que el Congreso de EE. UU. necesita reformas porque no está funcionando adecuadamente.

Ahora bien, si usted prefiere la democracia antes que la oligarquía, si usted es partidario de un verdadero debate sobre las cosas que realmente importan, es refrescante ver la forma en que se condujeron los debates para elegir a Kevin McCarthy presidente de la Cámara de Representantes. Es cierto que el procedimiento es algo caótico pero esa es la forma en que se supone que se produzca. Veamos la forma en que ha tenido lugar.

Veinte de sus colegas se declararon públicamente adversarios de Kevin McCarthy en numerosas ocasiones, pero éste no se inmutó. No tomó el camino fácil de retirar su aspiración como hizo Paul Ryan en 2016 cuando fue confrontado por sus aliados. McCarthy, por el contrario, no salió huyendo. Negoció con ellos y les hizo concesiones. Así y todo se quedó corto en 14 votos de los 218 necesarios para ser ratificado. Comenzó entonces el “vía crucis político” de numerosas votaciones. Esta es la primera vez en 100 años (desde 1923) que en primera votación ningún candidato obtuvo los 218 votos necesarios para ser proclamado como presidente de la Cámara.

En este momento me pregunto: ¿Quiénes se oponen con tanto ensañamiento a Kevin McCarthy? La respuesta: La oposición a McCarthy está siendo liderada por los miembros del Grupo de Libertad de la Cámara de Representantes, congresistas conservadores que promueven cambios drásticos en las formas de operación de la institución. Y tienen razón. Desafortunadamente, los demócratas dejaron al liderazgo de la Cámara baja con muchos retos y los republicanos se tienen que enfrentar a ellos. Pero primero hay que asegurar un presidente de la Cámara que tenga visión y liderazgo para superar la crisis. En mi opinión. Kevin McCarthy tiene la experiencia para conducir ese barco a la deriva. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la Cámara de Representantes no puede despachar  negocio alguno mientras no sea electo su presidente.

Me complace en gran medida no estar solo en mi opinión. Coinciden conmigo nada menos que Donald Trump y Elon Musk, dos hombres que han triunfado en los negocios y saben negociar con adversarios. Trump declaró la semana pasada: “Esto no puede continuar. Es un veneno para la nación y Kevin tiene la capacidad de ponerle fin. Debe de llegar a un entendimiento con sus veinte colegas, restaurar la salud del sistema y lograr la posición para la que ha trabajado durante 14 años. No es nada complicado. Esperemos que lo haga.” Elon Musk, por su parte, declaró en un tweet: “Kevin McCarthy debe de ser el presidente de la Cámara de Representantes.”

En procedimientos tan complicados y prolongados siempre se producen las filtraciones. Se dice, por ejemplo, que en un esfuerzo por completar la cifra mágica que le diera la presidencia, el propio McCarthy propuso: Permitir que el voto de un solo miembro fuera suficiente para pedir la renuncia del presidente. Nombrar a un mayor número de miembros del Grupo de la Libertad en el influyente Comité de Reglas de la Cámara. La promesa de llevar a votación proyectos de ley sobre límites de términos de los congresistas y seguridad en las fronteras.

Se produjo entonces el resultado que Kevin y sus aliados esperaban. 13 de los 20 miembros en rebeldía votaron por McCarthy. Cuando los votos de la décimo segunda votación fueron contados McCarthy había recibido 214 votos. Con el apoyo de 13 de sus 20 adversarios McCarthy se puso muy cerca de la victoria.

Finalmente, en la madrugada del sábado 7 de enero—con algún retraso pero siempre emisarios de la esperanza—le llegaron los Reyes Magos con el regalo que había esperado McCarthy durante 14 años. En la décimo quinta votación recibió los añorados 216 votos. Hizo el “casi milagro” superando la oposición de los miembros de su propio partido así como tensiones que hicieron de la semana un período alucinante. Desde hace 164 años no se habían producido unas elecciones tan polémicas del presidente de la Cámara Baja. En su discurso de aceptación, McCarthy le dijo a unos republicanos vociferantes: “Mi padre siempre me dijo ‘no es importante como comienzas sino como terminas”.

Deseoso de confrontar al Presidente Biden y sus demócratas, McCarthy prometió investigaciones y citaciones ante la cámara. “Ahora comienza el verdadero trabajo”, dijo el congresista de California. Entonces dio las gracias al expresidente Trump por sus llamadas a varios congresistas a favor de su candidatura.

Con esta mayoría republicana—por pequeña que sea—se le puso fin al régimen dictatorial y vengativo de Nancy Pelosi. Una vez la llamé: “La Bruja del Pantano”. Por otra parte, los republicanos han hecho grandes promesas y despertado muchas esperanzas. Si no las cumplen pagarán un alto  precio en las elecciones generales de 2024. Personalmente espero que gobiernen para todos los americanos, no solamente para los republicanos. La caldera política de este país no aguanta más odios ni recriminaciones. Nos salvamos todos o nos hundimos todos. Es así de simple.

1-9-23