Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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El principal beneficiario de esta luz ha sido Donald Trump y su acusación categórica de que le habían robado la presidencia.

Elon Musk es un hombre excepcional que ama la libertad y defiende la democracia. Cuando compró Twitter prometió revelar su corrupción, la medida en que la compañía había participado en la censura política, incluyendo la censura de ciudadanos americanos en colaboración con la élite del Partido Demócrata, la agencia Central de Inteligencia, el Buró Federal de Investigaciones, el Departamento de Justicia y hasta los medios de comunicación masiva. En el proceso se está jugando la vida—y así lo ha dicho él mismo—porque se ha echado de enemigo a la “mafia de Washington”, que es más peligrosa que la “mafia siciliana” encabezada por Vito Corleone y su célebre frase: “I'll make him an offer he can't refuse.”

Al mismo tiempo, la “Caja de Pandora” que  ha abierto Musk sobre la corrupción del pantano de Washington ya no podrá ser cerrada de nuevo. Ahora comienzan nuevas reglas del juego a plena luz del día y no en la oscuridad de la noche tenebrosa de la mafia de la familia Biden. El principal beneficiario de esta luz ha sido Donald Trump y su acusación categórica de que le habían robado la presidencia. Se acabaron las dudas sobre el robo de la Casa Blanca. A Donald Trump le dieron—literalmente—un golpe de estado electoral. Sobre todo, cuando tenemos en cuenta que en las elecciones de 2020 Trump obtuvo más de 74 millones de votos, la cifra más alta obtenida jamás por ningún presidente aspirante a la reelección en la historia política de los Estados Unidos. ¡Qué horror que la primera potencia del mundo esté gobernada por gente tan corrupta, tan tramposa y tan miserable!

Esa corrupción se encuentra en todos los niveles y en todos los predios. Varias docenas de ex funcionarios de inteligencia firmaron una carta en la que afirmaron que la computadora comprometedora de Hunter Biden había sido el producto de desinformación rusa. Algo muy similar ocurre con respecto a la honestidad y la validez de las elecciones. Cuando los demócratas acusan de Donald Trump de negarse a aceptar el resultado de las elecciones de 2020 deben de mirarse en su propio espejo.

Durante décadas los demócratas se han negado a aceptar el  resultado de las elecciones que ellos han perdido. Hillary Clinton, Bárbara Lee (D-CA), Maxine Waters (D-CA), y Sheila Jackson Lee (D-TX), han negado la validez de elecciones ganadas por los republicanos en las últimas dos décadas. Todos los demócratas derrotados en su aspiración a la presidencia desde 1977 han negado la validez de las elecciones americanas.

En cuanto a Twitter, los documentos dados a la luz por Musk muestran, entre otras cosas, que funcionarios políticos dentro del Comité Nacional Demócrata estaban dirigiendo la censura antes de las elecciones de 2020. Un funcionario de Twitter escribió el 24 de octubre que había recibido “un reporte adicional del Comité Nacional Demócrata.” Por lo tanto, el CND estaba instruyendo a Twitter sobre el material que debería de eliminar y Twitter lo estaba obedeciendo. A la mañana siguiente otro funcionario de Twitter confirmó que el mensaje había sido borrado.

En los últimos días de las elecciones presidenciales Twitter estaba recibiendo instrucciones directas de la campaña de Biden. Uno de los documentos muestra que los funcionarios del equipo de Biden daban instrucciones rutinarias a Twitter de que borrara mensajes perjudiciales al candidato. Entre ellos una lista de las cuentas de Twitter que criticaban a Biden. Todas esas cuentas fueron desactivadas.

Al mismo tiempo, los documentos revelados por Musk demuestran ahora con absoluta certeza que la cuenta del New York Post fue desactivada. ¿Cuál fue la razón? Que la información del Post contenía detalles que pondrían en peligro una victoria de Biden en las elecciones que  se avecinaban. En ella aparecía la venta de la influencia de la mafia de Biden a Ucrania a China Comunista.

Esta corrupción convirtió en multimillonarios a los miembros del clan Biden. El 10 por ciento de todos los chantajes era destinado al “Big Guy” quién no era otro que el mismo Joe Biden. Ese tipo de información podría haber cambiado el resultado de las elecciones y por esa razón fue suprimida. Esta decisión fue tomada a los más altos niveles de la empresa pero sin el conocimiento de su presidente Jack Dorsey. El autor de la trampa fue el abogado de Twitter Vijaya Gadde.

Por su parte, el Jefe de Seguridad de Twitter, Yoel Roth, manifestó que la información tuvo que ser suprimida para impedir que Trump fuera reelecto como presidente. Ahora sabemos lo que estaba pasando dentro de Twitter pero todo el país sabía que algo estaba siendo censurado. Y en ese momento Twitter recibió una comunicación de un consultor en Washington que había realizado una encuesta informal de los demócratas en el Congreso que arrojó como resultado que ellos estaban de acuerdo con la censura. La cita precisa era que: “Ellos no piensan que la Primera Enmienda es absoluta”. ¡Tremenda banda de ignorantes y de sinvergüenzas!

En otras palabras, miembros electos del Congreso estaban apoyando una censura para cambiar el resultado de unas elecciones. Eso es ilegal. Es, en efecto, una alteración de las elecciones y un ataque directo contra los Derechos Fundamentales de la Constitución por gente que ha jurado defenderlos. Es de esperar que alguien pague por este delito.

Todos estos hechos demuestran hasta la saciedad  que Donald Trump no fue sólo despojado de sus derechos como ciudadanos sino atacado en forma despiadada. Se puede decir con absoluta certeza que si los votantes americanos hubieran contado con la información de la corrupción de la mafia de los Biden el presidente en este momento habría sido Donald Trump. El encubrimiento de los hechos contenidos en la computadora de Hunter Biden es la prueba más concluyente del robo de las elecciones. No es necesario entrar en el número de muertos que votaron, en los buzones rellenos de votos ilegales, en las cosecha de votos de los asilos de ancianos y en las trampas que sólo conocen los malhechores que alteran los procesos electorales.

Por su parte, Donald Trump se prepara para las elecciones generales de 2024. Pero la tarea no le será fácil porque hay varios candidatos que se proponen retarlo durante las primarias republicanas. Esos candidatos tienen tanto derecho como él a aspirar a la presidencia. Ahora bien, siempre he dicho, y ahora repito, que mientras Donald Trump tenga el más mínimo aliento de vida aspirará la presidencia. Rendirse para él es un imposible. Está en su naturaleza combativa y en su acendrado patriotismo. Es un Douglas MacArthur de la política americana y, tal como le dijo el insigne general a los filipinos, Trump le ha dicho al pueblo americano: "I shall return" (Volveré).

12-12-22