Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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Esto ha traído una discriminación en que “algunos ciudadanos son más iguales que otros”.

La frase de “libertad, igualdad y fraternidad” apareció por primera vez como derecho humano en un discurso pronunciado por Maximiliano Robespierre sobre la organización de las milicias nacionales en el año 1790 dentro del contexto de la Revolución Francesa. Asimismo, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, adoptada el 4 de julio de 1776, se estipula que: “Todos los hombres son creados IGUALES, y son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”

Andando el tiempo, en la constitución americana, escrita en 1787, los Padres Fundadores introdujeron el concepto de “igual justicia bajo ley”. ¿Qué quisieron decir los Padres Fundadores con esta frase? Quisieron decir que tanto el gobierno como sus líderes deben de obedecer la ley. Que en este país no hay reyes ni emperadores. En cualquier caso, si hay un rey es el pueblo soberano que ejerce su poder por medio de representantes seleccionados a través de las elecciones. Los redactores de la constitución quisieron crear un gobierno administrado por las leyes, no por los hombres. Un gobierno en que ninguno de los tres poderes tiene superioridad sobre el otro.

Lamentablemente, la joya jurídica que es la constitución ha sufrido cambios a manos de quienes afirman que la misma es un instrumento viviente y, por lo tanto, sujeto a interpretación. Entre otras aberraciones, estos “juristas de pacotilla” la han emprendido contra el concepto de: “igual justicia bajo ley”.  Tal como en la Rebelión en la Granja (Animal Farm), de George Orwell, uno de los mandamientos afirma que “todos los animales son iguales.” Sin embargo, esta IGUALDAD dura muy poco tiempo y los cerdos comienzan a violar las reglas hasta que la DESIGUALDAD regresa a la finca.

Eso es lo mismo que ha ocurrido en estos 246 años desde que fue firmada la Declaración de Independencia de esta finca en que se ha convertido la sociedad americana. En la búsqueda obsesiva de votos con los cuales ganar elecciones y aferrarse al poder los políticos americanos han creado una DESIGUALDAD similar a la de la Rebelión en la Granja. Esto ha traído una discriminación en que “algunos ciudadanos son más iguales que otros”.

¿En qué consiste esta discriminación? Una persona es discriminada cuando es maltratada por razones de características personales tales como raza, credo, color, religión, edad, sexo, origen nacional, descendencia y hasta discapacidad. La Ley de Derechos Civiles de 1964—aprobada con el voto de más republicanos que demócratas—prohibió todo tipo de discriminación. Pero, en el 2003, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos fue el primero que ignoró esta ley cuando—en la decisión de Grutter v. Bollinger—dio preferencia a alumnos de minorías raciales en el ingreso a universidades americanas.  

Este fallo pavimentó el camino para la política preferencial —contra los blancos y los asiáticos y a favor de los negros y los hispanos—para los estudiantes que solicitan el ingreso a las universidades americanas. Ahora bien, la actual apelación de SFFA v. Harvard dará al Tribunal Supremo la oportunidad de anular el erróneo precedente de Grutter v. Bollinger. En mi opinión debe de hacerlo. Porque cerrar la puerta a nuevos alumnos con alto nivel académico por razón de su raza es un anatema en una sociedad que proclama ser igualitaria.

Pero los políticos no se dan por vencidos en su obsesión de aferrarse al poder. Saben que los ignorantes son más numerosos que los eruditos. Por eso inventaron el mamotreto discriminatorio de la “Acción Afirmativa”. Según esos políticos, la misma consiste en eliminar la discriminación entre los solicitantes, remediar los resultados de discriminaciones anteriores y prevenir tales discriminaciones en el futuro. Bellas palabras para esconder una injusticia. Una ley discriminatoria que discrimina contra unos para favorecer a otros. Una opinión compartida por el exmagistrada del Supremo Sandra Day O’Connor quién afirmó que la “Acción Afirmativa” era una solución transitoria que debería ser derogada en muy poco tiempo.

Otro atentado contra la igualdad ciudadana está siendo cometido por un Pentágono que busca las convicciones ideológicas de sus nuevos reclutas por encima de sus habilidades para derrotar al enemigo. Es justamente este tema una de las principales críticas a un video publicado por el ejército de EE. UU. Por querer eliminar «toxicidades» dentro del ejército, el gobierno podría colaborar para socavar la confianza en la institución. Todo esto hace vulnerable a los Estados Unidos ante amenazas reales como las de Rusia o China.

El resultado ha sido que el ejército ha dañado su capacidad para el reclutamiento. Ninguna persona normal—sea blanca, negra o marrón—está dispuesta a formar parte de un sistema rígido. Los jefes han echado a perder a los soldados con este veneno mental que es diabólico. Fue diabólico hace 60 años en el sur de los Estados Unidos y sigue siendo diabólico en este momento.

Ahora, bien, los atentados contra la IGUALDAD se han producido también en las empresas comerciales americanas, aunque por motivos diferentes como el mercadeo. Nike, Disney y Sony son algunas marcas que han visto el potencial comercial de la oleada «woke« y han tenido éxito aumentando sus ventas. Otras marcas han recibido portazos directo en sus ganancias. Pasó con Gillette en el 2019 al lanzar un comercial justamente denunciando la «masculinidad tóxica» donde reinan las agresiones y el acoso. Las pérdidas fueron de millones de dólares entre abril y junio de 2019. Luego del impacto, Gillette no tuvo otra opción que dar marcha atrás.

La cura para esta enfermedad perniciosa es la adopción de una meritocracia que ofrezca oportunidades y asigne responsabilidades a aquellas personas más capacitadas para tener éxito, sin tener en cuenta su origen o sus características personales. En una meritocracia, por ejemplo, usted contratará a un cirujano de corazón porque es una persona capacitada sin tener en cuenta la forma en que luce o quienes fueron sus padres. La meritocracia es la única forma eficiente de administrar una sociedad. Y la eficiencia es importante para la gente en todas partes y en todo momento. Y, sobre todo, funciona bien. Cuando se hace de esa manera, mueren menos pacientes en la mesa de operaciones.

11-8-22