Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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Por lo tanto, ningún republicano electo, ningún demócrata moderado, ni ningún independiente deben de ayudar a Biden a seguir adelante con este entierro.

El ingenuo Jimmy Carter debe de ser por estos días uno de los hombres más felices de los Estados Unidos. Se ha producido lo que parecía un imposible. Los americanos han elegido a un presidente más estúpido que el "manisero" de Georgia. Con las agravantes de que, además de estúpido, Joe Biden es un ladrón inveterado, un mentiroso congénito y un trepador sin principios. Podría utilizar otros adjetivos para describir a este proyecto fracasado de ser humano pero con los que he utilizado me parece haberlo descrito a cabalidad.

Abundando en el tema, Joe Biden ha demostrado que no es un ideólogo. Que jamás ha creído en ideología o doctrina alguna. Que es simplemente un parásito que se aferra al poder por cualquier medio a su alcance. Por eso se presentó como un moderado durante la campaña presidencial y está gobernando a la izquierda de la misma izquierda que lo controla. No importa si está o no de acuerdo de ella. Lo importante es mantenerse en el poder a toda costa.

De hecho, Joe Biden es más dañino y peligroso que la izquierda empeñada en llevar a los Estados Unidos por los caminos de Cuba y Venezuela. Porque, mal que bien, es posible predecir los pasos de la izquierda pero es imposible predecir las traiciones de un oportunista. Con el comunista confeso Bernie Sanders sabré a qué atenerme. Con el oportunista Joe Biden nunca sabré en qué momento me meterá la puñalada.

En el total sentido de la palabra, Biden es un cipayo miserable a quién no le importa hundir a su pais con tal de engrosar su cuenta bancaria. No debe, por lo tanto, sorprendernos que Biden se haya embarcado en el tren de via estrecha de una izquierda que se propone conducir a  los Estados Unidos al comunismo. En sus 48 años en el Senado, Biden no patrocinó una sola ley que beneficiara a los ciudadanos de Delaware que lo eligieron. Se ha pasado todos estos años "batiendo el merengue", tal como describía mi amigo Emilio Pando Machado, sobrino del dictador Gerardo Machado, la labor de los burócratas y de los políticos profesionales.

Electo por primera vez al Senado en 1972, Biden fue reelecto hasta el año 2008 en que se convirtió en vicepresidente en la candidatura del solapado Barack Obama. En 1972 los senadores federales americanos ganaban 42,500 dólares al año. Para 1991 ganaban $101,900 y no fue hasta el 2009, cuando Biden era ya vicepresidente, que los sueldos fueron aumentados a 174,000 dólares al año. Nada en su biografía muestra que Biden  haya tenido otros ingresos durante ese período de tiempo. Cabe entonces preguntarnos, ¿de dónde sacó los fondos este camaleón corrupto para construir una mansión de 6,850 pies cuadrados en un barrio exclusivo de la ciudad de Wilmington en 1998? Una residencia que, según el Wall Street  Jornal, tiene un valor actual superior a los 2 millones de dólares.

Ahora dejemos que Joe Biden se describa a sí mismo haciendo un breve recorrido por el mundo sórdido de sus mentiras y de su "máquina de disparates." Cuando el novato Joe Biden llegó al Senado se amparó bajo la sombra del ex miembro del Ku-Klux-Klan y Senador por el estado de West Virginia, Robert Byrd. En un principio y mientras le convenía, Biden calificó a Byrd como su mentor. Cuando se dio cuenta de que la relación con Byrd le perjudicaba dijo que la misma había sido "el mayor error de su vida". Así pagan los "judas" a quienes les tienden la mano.

En 1977, el entonces senador Biden se opuso a la integración escolar de los mismos negros a quienes ahora les pide el voto diciendo:"No quiero que mis hijos crezcan en una 'selva racial". En mayo del año pasado, en medio de la campaña a la presidencia, Biden confrontó a un ciudadano negro que cuestionaba sus credenciales diciéndole: "Si tienes problemas decidiendo si vas a votar por Trump o por mí  tú no eres un negro de verdad."  Una reacción del dueño de la plantación intimidando a uno de sus esclavos.

Siguiendo con el mismo tema, durante la campaña de Obama contra Romney en 2012 Biden le dijo a un auditorio negro en el Estado de Ohio que si Romney salía electo los a ataría todos con cadenas.  La frase resultó repugnante para muchos votantes pero la prensa complaciente salió en su defensa y el asunto quedó olvidado. Y en el 2008, durante un recorrido por la comunidad hindú del estado de Delaware, Biden se burló de ellos diciendo que nadie que no tuviera un acento hindú podía visitar una tienda de 7/11.

Por otra parte, en su obsesión por exagerar sus méritos, Biden no respeta ni la geografía ni la historia. Las acomoda a su conveniencia. En un acto político el año pasado en Carolina del Sur, Biden dijo que había tenido el gran honor de haber sido arrestado en Soweto, Sudáfrica, en compañía del Embajador Andrew Young  mientras ambos se encaminaban a visitar Nelson Mandela, preso entonces en la isla de Robbens. Dos problemas para Biden:  la isla de Robbens se encuentra a 1,200 kilómetros de Soweto y el embajador Young dijo que jamás había sido arrestado con Biden en Sudafrica o en ninguna otra parte. Mientras tanto, los americanos que votaron por Biden  han aprendido que: "No hay más infierno para el hombre que la estupidez y la maldad de sus semejantes.", tal como dijera una vez el Marqués de Sade.  

Concluyo con su disparate más reciente. Hace menos de dos semanas, Biden visitó una planta de camiones Mack en el estado de Pennsylvania y allí no pudo contener su megalomanía. Les dijo a los camioneros que en sus años de juventud había sido chofer de un camión de 18 ruedas. Fox News publicó el incidente.  El resto de la prensa parcializada mantuvo un bochornoso silencio.

La realidad es que todas estas veleidades y mentiras traen sus consecuencias. Lo que los americanos creyeron que iba a ser un nuevo principio después de la pandemia del Covid 19 se encuentra al borde de convertirse en un rotundo fracaso. La inflación está erosionando el valor del dólar y los precios de la gasolina se encaminan a 4 dólares por galón. Todo indican que Biden ha enterrado en el fango lo que era una oportunidad de oro. El optimismo del público con respecto al futuro anda por los suelos. Según una encuesta de ABC News , entre los meses de mayo y julio, ese optimismo se ha reducido en 20 puntos y se encuentra actualmente en el 45 por ciento.

Por otra parte, el vacío de poder creado por la estupidez de Biden ha sido llenado por el aparato de salud encabezado por Anthony Fauci y Rochelle Walensky, directora de los CDC. Esta gente habla de la "pandemia de los no vacunados" y se ha dedicado a insultar y vilificar a quienes se niegan a recibir la vacuna. Este ha sido un gran error que ha desmoralizado a la psiquis americana. En primer lugar, si usted está vacunado y cree en la eficacia de la vacuna qué le importa que otros no quieran vacunarse. En segundo lugar, obligar a usar máscaras a los que ya se han vacunado no tiene sentido alguno a no ser que usted considere que la vacuna no funciona.

Si Biden hubiera querido continuar la prosperidad creada por Trump, debió de haber dicho: "Habrá retos a lo largo del camino pero tenemos que seguir moviéndose hacia adelante. No mas mandatos gubernamentales ni cierres de establecimientos. América está abierta para los negocios y las escuelas para la enseñanza." Pero eso habría dado lugar a una guerra con la izquierda que lo controla y Biden no está preparado para ella.

Mitch McConell estuvo en lo cierto cuando dijo la semana pasada que Biden tenía todas las de ganar si hubiera continuado con las políticas puestas en vigor por Donald Trump. Pero Biden hizo todo lo contrario y está condenando a la miseria a un país que debió encontrarse en medio de un gigantesco renacimiento económico. Por lo tanto, ningún republicano electo, ningún demócrata moderado, ni ningún independiente deben de ayudar a Biden a seguir adelante con este entierro.

8-3-21

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