Ignacio Rodrigo

 

El Supremo Tribunal Federal de Brasil rechazó la solicitud del Partido de los Trabajadores, liderado por Lula da Silva.

La telenovela diplomática del presidente Jair Bolsonaro con el chavismo parece haber llegado a su capítulo final. Tras largos meses y varios incidentes, incluyendo un intento de ocupación de la embajada venezolana en Brasilia, el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) respaldó la decisión presidencial de dejar sin estatus diplomático a los representantes nombrados por Nicolás Maduro.

Dado que el STF puede tomar decisiones con un solo magistrado,  la magistrada Carmen Lúcia Antunes rechazó la solicitud del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) que intentaba suspender la decisión de Bolsonaro que desconoció a los diplomáticos del chavismo y ordenó su salida del territorio brasileño.

La decisión de Antunes fue reseñada y comentada por la emblemática revista Veja. Básicamente la magistrada ratifica que bajo las leyes brasileñas el Poder Ejecutivo, y en particular la Presidencia, tiene la última palabra en las decisiones de política exterior y en el manejo diplomático del país.

Agotada la estrategia judicial ante la máxima instancia, el STF, los diplomáticos venezolanos que han venido representando a Maduro y que se han negado a marcharse de Brasil, podrán permanecer en el país, pero sin goce de estatus diplomático, y deberán tramitar una residencia como cualquier migrante venezolano.

Justamente el Gobierno de Bolsonaro, por otro lado, ha sido aplaudido por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) por tener un amplio y amigable proceso de inserción en Brasil de miles de venezolanos que huyen de la crisis generalizada que vive en Venezuela.

El PT, el histórico partido fundado por el dos veces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, había señalado en su recurso ante el STF que la decisión de Bolsonaro, quien declaró personas no gratas a los representantes del chavismo en Brasilia, constituía un "acto de hostilidad del Gobierno brasileño contra diplomáticos venezolanos" y un "atentado al principio de no intervención y la integración económica, política, social y cultural de los pueblos de América Latina".

Imbuido por las acciones que tomó en enero de 2019 el entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien fue el primero en reconocer como "presidente interino" a Juan Guaidó, Bolsonaro trató de repetir el esquema aplicado en Washington.

EEUU le dio estatus de embajador a Carlos Vecchio, nominado por Guaidó, permitió el manejo de activos como el control de la petrolera Citgo, así como el edificio de la embajada venezolana en Washington.

En noviembre de 2019, en tanto, la embajada de Venezuela en Brasilia estuvo envuelta en un escándalo. Representantes nombrados por Guaidó intentaron tomar la sede diplomática, argumentando que habían sido invitados por funcionarios afectos al chavismo pero que reconocían al "presidente interino". Luego de largas horas, los delegados de Guaidó salieron de la embajada.

"Reconocer a un presidente que no tiene el control (de su país) es una situación inédita. Los países que reconocieron a Guaidó hicieron la apuesta creyendo que la caída de Maduro sería cuestión de días, como no fue el caso, se quedaron atrapados en una situación muy desagradable en el mundo diplomático", explica Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getúlio Vargas, con sede en San Pablo. 

Tras este incidente, el presidente Bolsonaro dejó el tema en suspenso. La decisión del Supremo brasileño podría abrir de nuevo la discusión de si la representante de Guaidó ante Brasilia, la reconocida estudiosa de relaciones internacionales, María Teresa Belandria, pase a ocupar finalmente la embajada.

Belandria ha mantenido una relación cercana con Eduardo Bolsonaro, el hijo del jefe de Estado, quien, pese a no tener un cargo formal en el Gobierno, tiene comunicación directa con su padre y en algunos casos actúa en su nombre.

Más de 260.000 venezolanos han migrado a Brasil en los últimos años. Las autoridades brasileñas han flexibilizado los trámites para que aún careciendo de pasaporte o teniéndolo ya vencido, puedan acceder a un estatus migratorio de residencia.

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