'A Juan Guaidó le ha tocado aceptar a regañadientes la negociación. No era el escenario al que estaba apostando.'
Juan Guaidó enviará delegados a México para dialogar con los representantes de Nicolás Maduro, justamente cuando vive su peor momento. Ya no tiene el respaldo abierto de Washington, del cual gozó en otro momento, su propia figura luce desprestigiada según las encuestas, y hará lo que había dicho que no haría: sentarse a negociar con el chavismo.
Dos años y medio después de su irrupción en la vida política e institucional de Venezuela, el Guaidó de otrora está rodeado ahora de divisiones entre sus aliados, el rechazo de la población por no haber desalojado a Maduro del poder, las críticas de los analistas que echan en falta una estrategia clara y de largo aliento, a lo que se suma la presión de EEUU, Canadá y la Unión Europea (UE).
A Juan Guaidó le ha tocado aceptar a regañadientes la negociación. No era el escenario al que estaba apostando, pero el cambio en Washington con la salida de Donald Trump y la llegada de Joe Biden le dejó descolocado. Ahora EEUU tiene, finalmente, una estrategia común con Bruselas y esta no es otra cosa que una negociación entre chavismo y oposición", resume un exdiputado que estuvo cercano a Guaidó durante su presidencia de la Asamblea Nacional (2019-2020) al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
Este 5 de agosto el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador confirmó que su país será la sede para estos diálogos, bajo la mediación de Noruega, que tiene el apoyo tanto de Canadá y EEUU como de la UE. Aunque el mandatario mexicano declinó dar una fecha, extraoficialmente ha trascendido que se iniciarán el viernes 13 de agosto.
De acuerdo con el analista Michael Penfold, investigador venezolano adscrito al Woodrow Wilson Center en la capital estadounidense, se produjo "un cambio definitivo en la posición internacional hacia Venezuela", al alinearse Washington, Ottawa y Bruselas para abrir paso ahora a una política que busca acompañar el relajamiento de sanciones en función de avances concretos en materia electoral e institucional.
Al explicar lo ocurrido a DIARIO DE CUBA, Penfold sostiene que el giro de 180 grados está en el enfoque de lo que se entiende por negociación. Ahora se apuesta a "una negociación comprensiva y deja de hablar de una negociación integral", esta última implicaba que nada está negociado hasta que todo esté negociado.
"La oposición va en desventaja, a pesar de lo mal evaluado que está el Gobierno. Se trata de ganar espacios que hoy no tiene. La oposición debe procurar no solamente reagruparse, sino además construir una propuesta política inclusiva que reconozca que el Gobierno, así sea ilegitimo, es quien tiene el poder y su estrategia debe ser debilitarlo", sostiene la politóloga y doctora en Ciencias Sociales, María Puerta.
Entretanto, se ha erosionado la propia figura de Guaidó. Pese a que diversos países le siguen considerando "presidente interino", dentro del país su credibilidad ha mermado de forma significativa. Tras tener niveles de aprobación por encima del 60%, en la actualidad está bastante cerca de Maduro en las percepciones de los venezolanos.
De acuerdo con un estudio presentado la semana pasada en la Universidad Católica Andrés Bello por la firma Delphos, especializada en estudios de opinión pública, Juan Guaidó reúne 27% de confianza, Maduro 20,6% y el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles 19,8%. A esto se suma que un 40% de los encuestados dice no confiar ni en el chavismo ni en la oposición.
Juan Manuel Trak, doctor en Procesos Políticos Contemporáneos, ve con cierto escepticismo esta nueva ronda de negociaciones entre el chavismo y la oposición democrática. Respondiendo a DIARIO DE CUBA, sostiene que es difícil predecir qué pueda ocurrir en ese espacio, ni tampoco están claros los términos de la negociación.
Desde que Maduro accedió a la presidencia en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, se han realizado varios ensayos de diálogo. Todos han fracasado por la falta de compromiso del régimen chavista de cumplir con los acuerdos preliminares; por ejemplo, liberar a presos políticos o dejar sin efecto medidas coercitivas emanadas por el sistema judicial o legislativo bajo control del chavismo.
En septiembre de 2019, tras varias rondas de reuniones en Barbados, igualmente con la mediación de Noruega, el propio Guaidó dio por terminado aquel proceso. "El régimen dictatorial de Nicolás Maduro abandonó el proceso de negociación con excusas falaces: tras más de 40 días en los que se han negado a continuar en el mismo, confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó", denunció el 15 de septiembre de 2019.
En 2017 hubo otro proceso abortado en República Dominicana, mientras que en 2014 y 2016 hubo mediación del Vaticano para reuniones en Caracas que sencillamente terminaron de forma abrupta y sin resultados tangibles.
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