– “Domingo del Buen Pastor” –

—30 de abril de 2023—

Padre Joaquín Rodríguez

 

Queridos hermanos:

Cada año, en el Cuarto Domingo de Pascua, Jesús nos visita para convocarnos en torno al tema que resume mejor su entrega por nosotros y, a la vez, nuestra vocación a seguirlo como “ovejas de su rebaño”. Jugando con el significado de las palabras sencillas, que todo Israel conocía y guardaba en el corazón desde los tiempos de la salida de Egipto y el desierto, Jesús asume en la parábola de ese tema y en su propia vida la antigua imagen profética en la que Dios promete a su Pueblo ser su Pastor. Cansado de las infidelidades de los jefes-pastores que El ha enviado a Israel, Dios mismo será el Pastor de su Pueblo. Nos resulta fácil pasar así, de la imagen bucólica y el lenguaje pastoril, a la realidad que anuncia y realiza el amor de Dios: Padre, Creador y Pastor de Israel.

La Pascua de Cristo es a la vez muerte y resurrección. Hoy lo que predomina, tanto en la doctrina de Pedro como en el evangelio del Buen Pastor, es el recuerdo del sacrificio de Jesús. Si Jesús fue constituido por Dios como Señor (Hechos 2, 14ª.36-41) y pastor de nuestras almas (I Pedro 2, 20b-25), es porque fue el Siervo doliente profetizado en el libro de Isaías, que “cargado con nuestros pecados subió al leño”. El nos abre, por medio de su sacrificio, las fuentes de la vida (Juan 10, 1-10); por haber sido bautizados en su nombre, recibimos el perdón de nuestros pecados y el don del Espíritu.

No hay alegoría que supere la del Buen Pastor, tanto en su capacidad atrayente como en la imagen que proyecta sobre todo hombre que, en este mundo, anda como “oveja sin pastor”. Vivimos tiempos de orfandad, tanto espiritual como institucional; con ataques continuos que sufre la familia humana y, quizás con más rigor, la “familia de los hijos de Dios”, la “Iglesia”. De ese modo, este domingo nos propone, más que nunca, un reto a los cristianos, pero también una gracia extraordinaria para que podamos seguir el llamado del Maestro: nuestra vocación a ser, también nosotros, cristos y pastores de un rebaño mayor en número, llamado también por el mismo Buen Pastor.

Hoy la Iglesia nos convoca a una oración especial por las vocaciones sacerdotales y religiosas; pidamos que estemos siempre dispuestos a seguir su llamado, reconociendo la voz de nuestro Buen Pastor. El nos convoca y nos invita a reconocerlo y seguirlo: “El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.