- “Domingo de Moisés”- 20 de marzo de 2022 –

Padre Joaquin Rodriguez

 

Queridos hermanos:

Las dos primeras lecturas de este domingo nos conducen a los acontecimientos más importantes del Antiguo Testamento: Dios se revela a Moisés en el Sinaí como “El que es” (Éxodo 3, 1-8ª.13-15) y le encarga la liberación de su pueblo para introducirlo en la tierra de la libertad (I Corintios 10, 1-6.10-12). El evangelio nos invita a todos a la penitencia a la vez que advierte que no hemos de ver en las catástrofes naturales ni en la violencia de los hombres otras tantas sanciones de Dios contra quienes las sufren, sino un aviso para que nos sintamos constantemente en las manos de nuestro Padre (Lucas 13, 1-9).

En la lectura del Éxodo nos adentramos en la revelación del nombre de Dios al que debía ser el guía de su pueblo y, en su nombre, instruirlo en los mandamientos de su Ley y guiarlo durante cuarenta años por el desierto ejerciendo el triple ministerio de Legislador, Juez y Sacerdote; misión esta última que encomendaría a su hermano Aarón. Así Moisés es llamado desde la zarza ardiente en uno de los momentos de mayor densidad teológica en la historia de la salvación. Moisés experimenta la presencia de Dios; le es revelado su nombre, Yahvé, que revela al “Dios que es” y lo muestra como origen y fuerza creadora y actuante en favor de su pueblo elegido; al decir su nombre Dios expresa su naturaleza, privilegio único del pueblo hebreo; el nombre del Hijo encarnado “YESHUA” (“Jesús”) significa “Yahvé salva”. -A la vista de la aflicción de su pueblo, Dios se resuelve a liberarlo de la esclavitud. El Éxodo marca el nacimiento de Israel; del mismo dependerá toda su vida posterior.

En el evangelio de hoy descubrimos que: Sentirnos y estar en las manos de nuestro Padre celestial no nos evita sufrir pruebas en la vida presente; las catástrofes naturales y la violencia de los hombres no son sanciones o castigos de Dios; Jesucristo afrontó pruebas y persecuciones, mostrándonos así que son parte de la condición humana después del pecado. En el evangelio Jesús nos invita a la penitencia; la clave es la conversión personal, la misma es la dinámica que promueve la conversión comunitaria y ése es el plan de Dios. SIEMPRE DIOS ESPERA QUE SU VIÑA DÉ FRUTO.