– “Juan el Precursor” –

-5 de diciembre de 2021 -.

Padre Joaquín Rodríguez

 

Queridos Hermanos:

La impresionante figura de Juan el Bautista y su mensaje de conversión para preparar el pueblo de Israel a recibir al Mesías, domina los domingos segundo y tercero de Adviento. San Lucas sitúa con precisión el momento del inicio de la predicación del Bautista, que viene a “preparar el camino del Señor” predicando la penitencia (Lucas 3, 4-6). En la predicación de Juan el Bautista hay una llamada a la conversión, que va unida a la esperanza. Nuestra esperanza se fundamenta en la certeza de que “Dios es todopoderoso”, “Dios me ama inmensamente”, “Dios es fiel a las promesas”. Este convencimiento fundamenta nuestra confianza y nos mueve a la acción necesaria para iniciar el camino de seguimiento a Cristo, a partir de haberlo reconocido como Camino de salvación.

La lectura profética, henchida de poesía, anuncia que el Señor trazará por sí mismo la ruta de su pueblo, allanando todas las asperezas, hasta conducirlo a la tierra de sus padres (Baruc 5, 1-9). En la visión cristiana, heredera espiritual de la hebrea, el desierto ocupa un lugar privilegiado para propiciar el encuentro con Dios en una atmósfera limpia, despojada de todo adorno u obstáculo que impida ver la senda que conduce a la patria y, en ella, al encuentro en los orígenes de la creación y con el Creador. El desierto es también lugar de lucha contra el Maligno y la tentación.

San Pablo desea que nos dispongamos para la llegada de Cristo con una vida recta y creciendo en el conocimiento de los designios de Dios sobre nosotros (Filipenses 1, 4-6.8-11). El Adviento, preparándonos en su última semana para la celebración de la Primera venida de Cristo, al celebrar su nacimiento en la Navidad, nos alienta en su comienzo a desear y esperar su Segunda y definitiva venida al final de los tiempos, en la consumación del mundo creado y de nuestra propia salvación.

Terminemos nuestra reflexión con la enseñanza que nos ofrece san Francisco de Sales a partir de las imágenes que, tanto el Bautista como el profeta Baruc, nos ofrecen en este domingo: “Los valles que san Juan quiere que se rellenen no son sino el temor, el cual, cuando es muy grande, lleva al desánimo. Rellenen los valles, es decir, llenen sus corazones de confianza y de esperanza porque la salvación está cerca. Esos son los barrancos y los valles que hay que rellenar para la venida de nuestro Señor”.

Rebajemos también, como nos invitan hoy ambos profetas, los montes y las colinas de nuestro orgullo y de las actitudes autosuficientes, y que nos puedan hacer despreciar las luces y las riquezas que los hermanos, todo prójimo, puedan traernos en el nombre del Señor y Salvador de todos.