José Asunción Silva

Colombia

 

Una noche

una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,

      Una noche

en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,

a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,

        muda y pálida

como si un presentimiento de amarguras infinitas,

hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,

por la senda que atraviesa la llanura florecida

       caminabas,

       y la luna llena

por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,

       y tu sombra

       fina y lángida

       y mi sombra

por los rayos de la luna proyectada

sobre las arenas tristes

de la senda se juntaban.

       Y eran una

       y eran una

y eran una sola sombra larga!

y eran una sola sombra larga!

y eran una sola sombra larga!

 

      Esta noche

      solo, el alma

llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,

separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,

       por el infinito negro,

       donde nuestra voz no alcanza,

       solo y mudo

       por la senda caminaba,

y se oían los ladridos de los perros a la luna,

       a la luna pálida

       y el chillido

       de las ranas,

sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba

tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,

       entre las blancuras níveas

       de las mortüorias sábanas!

Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,

       Era el frío de la nada...

 

       Y mi sombra

       por los rayos de la luna proyectada,

       iba sola,

       iba sola

       ¡iba sola por la estepa solitaria!

       Y tu sombra esbelta y ágil

       fina y lánguida,

como en esa noche tibia de la muerta primavera,

como en esa noche llena de perfumes, de

            [murmullos y de músicas de alas,

       se acercó y marchó con ella,

       se acercó y marchó con ella,

se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!

¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las

                 [noches de negruras y de lágrimas!...