Rubén Martínez Villena

Cuba

 

Hubo una larga pausa en el sangriento drama;

Hubo un resurgimiento de ensueños y de afán

y diecisiete años avivaron la llama

que ardiendo en cada pecho se convirtió en volcán.

 

Se oyó el grito de Baire que libertad reclama,

Resplandeció una estrella en medio del huracán

y en el fulgor de oro que el símbolo derrama

apareció un Apóstol de mano de un titán.

 

Febrero veinte y cuatro; un cuatrienio de guerra;

y después que la sangre se extendió por la tierra,

para que germinara la siembra de Martí;

 

entre pliegues azules y entre pliegues de armiño,

una estrella tan pura como un sueño de niño,

ascendió por un mástil, engarzada en rubí.