Cástulo Gregorisch

Cuba

 

Respiro los olores de un mundo perdido,

olores que turban todos mis sentidos,

olores que atrás lejos han quedado,

olores a patria, olores dormidos.

 

Aquellos olores con los que he crecido,

olores a playas, a música y ruido,

olores a cañas, a campos y ríos,

olores a palmas, piñas y bohíos.

 

Olores a gente, a seres queridos,

olores a frutas y puestos de chinos,

olores a rones, cervezas y vinos,

olores a barrios en los que he vivido.

 

Olores a fritas con ricas papitas,

Olores a mojos con sus cebollitas,

Olores a latas de maní tostado,

Olores a hielo hecho granizado.

 

Olores a guaguas y ricos mercados

Olores a melcocha, tamal y guarapo,

Olores a panes con lechón y ajos,

Olores a tráfico profuso y variado.

 

Olores son tantos, son tantos, son tantos,

Olores que existen en mundo nostálgico,

Olores que recuerdo dándole a ellos vida,

Olores a Cuba mi patria perdida.

 

Y mientras mi vida se extingue

en un largo exilio,

olores a recuerdos, respiro . . .,

respiro . .,

hasta que llegue ese final momento

en que mis pulmones descansen tranquilos.