Andrés Eloy Blanco

Venezuela

 

Subiendo hacia San Félix, donde el río enseña dos dientes,

donde el río enseña, bien cerrados,

los dos puños de Piar exprimiendo la Hazaña,

subiendo hacia San Félix vimos el arco iris

que hacía el arco indio sobre su cuerda de aguas,

Y entonces recordé, amigos,

aquella lección de Historia que leímos en la infancia,

la primera lección de Historia,

en que nuestra leyenda nos inaugura el alma:

Recordad la primera lección:

nos dice que Colón nos descubrió en su tercer viaje

y habla de las corrientes aquellas que detuvieron a Colón.

 

Simple clase de Historia, clara como una mañana

sencilla como el día de la primera novia,

sueño de las primeras madrugadas,

simple clase de Historia, como un día domingo,

con misa de ocho y ropa almidonada,

clase de Historia que nos cuenta el día

en que venían las carabelas de España,

mientras , ajeno a todo lo que del mar viniera,

para su novia, por los montes, buscaba flores Sorocaima.

Por el estrecho tempestuoso,

las tres carabelas avanzan,

otra vela se iza en las espumas

que abanican las piedras de la costa de Paria,

las tres carabelas vienen

pero del lado de los indios las veinte bocas las aguardan.

 

Y al enfilar hacia el Océano libre,

una sombra se levanta;

abiertas las piernas sobre el Delta,

aferrado al suelo que sus tesoros guarda,

el Orinoco de sus muslos mojados,

que tiene oro en los pies y el Sol en las espaldas

y la cabeza entre los cielos,

en una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara,

y luchan las tres naves por avanzar y en vano

porque en el Delta le rechaza

el viejo indio autónomo

que nació en la Parima y creció en la Guayana,

y tiende el arco indígena, si, tiende el arco iris

y lanza veinte flechas si vuelan veinte garzas...