Andrés Eloy Blanco, Venezuela

 

Jesús, mi comandante,

suprema fórmula de hombría, flor de Varón en la perfección última

As de los Ases:

a la hora de salir el sol,

yo te ofrezco el levante de mis ojos despiertos

y la semilla henchida de mi primera idea.

Por este anhelo de justicia

que hoy desbasta mi horrendo pecado de pereza,

gracias.

Por la sed de fraternidad

que salva el panorama de mis lujurias negras,

gracias.

Por la noche bendita en que me hicieron preso,

gracias.

Por la sed y los grillos, la desnudez y el hambre,

gracias.

Por la prueba de sal en los labios indignos,

gracias.

Por el momento generoso

en que tu ejemplo me llevó a la fila

de la falanje azul;

porque, sin merecerlo, Tú, mi Jefe y amigo

me empujaste a la marcha entre los dedicados

y me estás regalando mi manjar de Deber,

por mi signo de fe clavado en tus vanguardias,

gracias!

Y ahora, el pan más duro y con la sal amarga

dánosle hoy

y hasta la playa en sed, como una boca

ven caminando sobre el pan salado

caminador del mar, flor de las olas.

Andrés Eloy Blanco.

1929, La Rotunda.